Escenografía
jesuita
Numerosos
testimonios de los siglos XVI y XVII, tanto españoles como
europeos, se refieren a la espectacularidad de las escenografías
jesuitas y a su lujoso vestuario, pero en Galicia las noticias
sobre el asunto son escasas y poco precisas. Una Annua de
1569-70 alude a "la pompa y aparato de la escena” en la
representación en Monterrei de La entrada en el templo del
emperador Teodosio y su muerte
; en el Diálogo sobre la
Penitencia de 1562 sabemos que los alumnos aparecían “convenientemente
revestidos con los trajes que correspondían a sus personajes”,
y en la representación de la Comedia margarita (1619)
consta que los actores salieron “costosa y biçarramente
dispuestos”
.
En el caso de la
Comedia de la invención de la sortija (Monforte, 1594
),
los personajes aparecían adornados con divisas y emblemas
alusivos a su procedencia geográfica y a las peculiaridades
económicas, culturales y gastronómicas de los estados y ciudades
de Galicia que representaban. Los emblemas que los acompañaban
dan pie a los diálogos de la Comedia y los conservamos en
dibujos en el manuscrito de la obra, hoy en la Bancroft
Library de la Universidad de Berkeley pero procedente
probablemente, en origen, de los archivos de los
condes de Lemos.
Emblemas en el
manuscrito de la
Comedia de la invención de la sortija
Cuando
se trataba de Coloquios y otras representaciones menores,
se hacían en las aulas aunque frecuentemente asistía público no
escolar. Para la representación del Colloquio de las
Sciencias en Monterrei (1562
),
por ejemplo, consta que Aderezóse bien la clase y halláronse
muchos letrados y otras personas nobles, así eclesiásticos como
seglares, y en las dependencias del colegio de Monforte se
representó también en 1610 el Diálogo a propósito de nuestra
peregrinación ante D. Diego de Guzmán y Haro, limosnero y
capellán mayor de Felipe III
. Otro lugar habitual de las
representaciones eran los claustros de los colegios, espacios
muy apropiados para el teatro, especialmente si tenían piso alto
como el de Monterrei o el de Compostela, en el cual se representó tres veces en
1673 la Vida de San Francisco de Borja.
También
se hicieron representaciones en las iglesias de los colegios
gallegos, la mayoría de las cuales responden al modelo italiano
de nave única, capillas laterales transversales y tribunas sobre
ellas, tipología que facilita su conversión en teatros. En el
caso de Santiago consta que en la iglesia antigua se hizo
en 1597 un Diálogo que duró "dos o más horas"
,
y en 1713 se representaron en la iglesia nueva una Loa y un
Sainete en
las fiestas por la canonización de San Pio V,
para las cuales se levantó un Theatro
(=escenario) dentro del templo
.
En el caso de la
Egloga de Virgine Deipara de Monterrei (1581),
la fecha de la representación (8 de diciembre) y algunas
referencias internas del texto indican que se hizo en un espacio
cubierto, probablemente en el templo provisional del colegio, ya
que el definitivo, hoy
desaparecido como el resto de las dependencias colegiales, no se
comenzó a construir hasta 1590, y tampoco el claustro esta
construido en esas fechas.
La
representación del teatro en las iglesias fue frecuente también en
otros colegios hispanos, especialmente en el Imperial de Madrid,
en cuya iglesia se hacían habitualmente representaciones
teatrales dejándola sin culto durante días, ya que se
desmontaban los altares e instalaban complicadas escenografías,
lo cual provocó tanto las críticas internas como las sátiras de
los enemigos de la Compañía:
Porque no
estorbe
lucir del
festejo
echaban las
aras
aun del
Sacramento...
Conocemos también casos de representaciones en las plazas
públicas, por ejemplo en Monforte donde la espaciosa plaza del
Colegio del Cardenal sirvió de escenario para la representación
de la Guerra de Troya en 1620
y para la Comedia del
Siglo centenario de la Compañía de Jesús en 1640
.
Los actores
eran casi siempre alumnos, como se indica en Santiago en 1713: "los
más despiertos, y hábiles jovenes de su Escuela", en muchos
casos niños de 11 ó 12 años como en la representación en 1594 de
la Comedia de la sortija en Monforte (La escuela de
los niños, que ya estaua puesta, le representó [al Cardenal
R. de Castro] algunos diálogos de mucho gusto y
entretenimiento), o en la Comedia de la Eucaristía
representada en Santiago en 1596 ("pumiliones (...) comoediam
de sacrosanta Eucharistia, quibus feriis ea solemnia celebrantur,
in scena egerunt, spectante Archiepiscopo, universasque civitate.
Et plausum tullere, et admirationem praeclarum sane specimen in
tam molli aetate ingeniarum...")
.
Sin embargo, parece
que en algunas ocasiones se recurrió, para las grandes fiestas,
al concurso de actores profesionales, tal y como se hizo también
en otros colegios hispanos. En las fiestas monfortinas de 1619
con ocasión de la consagración de la iglesia nueva del colegio
jesuita de Nuestra Señora de la Antigua, por ejemplo,
representaron según el cronista “los mejores oficiales que ay
en esta tierra”,
y en las fiestas compostelanas de 1713 por la canonización de
San Pío V, además de la actuación de los jóvenes de la escuela,
el día en el que correspondió a los jesuitas la organización de
la fiesta, esta remató "en un sainete bien gustoso, y en los
Trifaldines, cuyas raras invenciones se reputavan echizo, y
vacilante la razon los dudava illusivo engaño",
lo que parece indicar que o bien actuó la compañía italo-madrileña
de los Trufaldines, o al menos se hizo una representación
imitando sus populares comedias de magia
.
Por lo que se
refiere a los escenarios y el atrezzo, el uso de tablados
se menciona en varios casos, lo mismo que las cortinas (Comedia
de la sortija). Sabemos también del uso de decorados como el
"lienço de muro almenado y torreado", representando la
ciudad de Troya, o los navíos "llevando dentro cada uno ocho
mosqueteros" que intervinieron en la representación
monfortina de 1620
,
pero las noticias son escasas, y escuetas las rúbricas en los
textos conservados. En la Égloga de Monterrei, por
ejemplo, la única referencia referencia escenográfica es a los
arbustos (“unos ramos” en el ms., quizá en maceteros),
tras los que se ocultaban los pastores sanabreses hasta ser
descubiertos por Viano y Conso en el primer acto.
Son
relativamente frecuentes, sin embargo, las noticias sobre el uso de
artefactos pirotécnicos como la matraca (artificio de fuego)
con la que finalizó la intervención de Vulcano en la escena
cuarta de la segunda parte de la Comedia de la invención de
la sortija (Monforte, 1594), o las "dos grandes
serpientes (...) arroxando de si multitud de coetes de varias
formas”, y las “imnumerables ruedas y artificios" de
la Conquista de Troya representada en Monforte en 1620
.
En obras jesuíticas gallegas
representadas fuera de los colegios como la Loa a Felipe V y
el príncipe Luis (Ourense, 1707), hay didascalias bastante
precisas que informan de los movimientos de actores, del
vestuario y attrezzo que incluía un tablado con al menos
una cortina, "una luna llena encima de el Teatro" y un
águila móvil: "Passa por encima del Theatro una Aguila, y
suelta un papel"
.
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